Revista de Militaria y Cuerpos de Élite
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SOLDIERS RAIDS nº 228 Septiembre 2014

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EDITORIAL: BRILEG

A lo largo de las últimas tres décadas he compartido una veintena de experiencias con unidades de La Legión, tanto en ejercicios y maniobras como en visitas a sus diferentes emplazamientos. Buena parte de los mismos tienen una referencia directa con la BrIgada “Rey Alfonso XIII” II de La Legión que protagoniza este monográfico y la cual he visitado varias veces para realizar numerosos reportajes y hasta un libro publicado en 1999 por la Fundación Don Rodrigo.

A mi entender, mucho ha cambiado en aquellos legionarios que conocí hace décadas. Los de hoy en día tienen un carácter distinto y su nivel profesional es aún más elevado, pues han recibido un adiestramiento mucho más intenso y en su preparación suma mucho la participación que a título individual y colectivo han tenido en numerosas misiones internacionales. Son más letales, más capaces de asumir los retos actuales y una Fuerza que tiene unas cualidades innatas para ser empleada en los ahora en boga conflictos asimétricos, donde su ligereza, la potencia de fuego que les caracteriza, la iniciativa que es parte de su carácter y otros factores suman mucho y en positivo.

También, y no los hemos de olvidar, en ellos se focalizan unas cualidades propias de su valor, tradiciones, historial, espíritu,…, lo que convierte a los legionarios de la BRILEG en toda una referencia dentro del Ejército de Tierra español y en uno de los grupos militares de mayor reputación a nivel mundial. Son hombres y mujeres que trabajan buscando el mayor nivel de eficiencia en lo que hacen, lo que redunda en su eficacia. Buscan el 100% de rendimiento en las labores del día a día, en sus entrenamientos, en sus despliegues, en sus misiones,…, un esfuerzo óptimo que desde estas líneas les agradecemos.

Queremos que este monográfico sirva para que otros les conozcan mejor. Asimismo, dejamos constancia de su total predisposición y cooperación en positivo a la hora de abordarlo. Mi experiencia personal con ellos ha sido sobresaliente y aquí quiero mencionarlo. Gracias por el esfuerzo en vuestra actividad normal y por lo que hacéis cuando se os envía a otros países, pues os ponéis en un nivel de riesgo muy elevado. Sois, “novios de la muerte”, una máxima que lleváis con orgullo y que os define como militares.

Gracias.

Octavio Díez Cámara

Nos hemos acercado, de nuevo y para incidir en lo que es su realidad más actual, a una de las unidades de élite que figuran a la cabeza de las que se tienen organizadas en el seno del Ejército de Tierra (ET) español. Los que les presentamos en este monográfico son los militares, hombres y mujeres, que conforman en la actualidad las plantillas de la Brigada de Infantería Ligera “Rey Alfonso XIII” II de La Legión, colectivo al que aprovecho para agradecer su cooperación y disposición conmigo y con la revista que dirijo.

La que se conoce también por las siglas BRILEG, es una Unidad de referencia en el seno del ET y forma parte, junto con otras, de lo que son las Fuerzas Ligeras. Se trata de la Brigada más joven del ET y la Unidad más grande de La Legión.

Por el elevado nivel de adiestramiento y notable disponibilidad que le da carácter, siempre se ha contado con ellos para acometer las más diversas misiones. Han participado, desde su creación en 1995 -se decidió su organización en la Norma General 8/94 del Estado Mayor del Ejército (EME), Adaptaciones Orgánicas-, en numerosos despliegues internacionales, demostrando su carácter y adaptación para asumir tanto cometidos de pacificación e interposición como de participar en misiones con carácter de combate. Se trata de una Brigada muy potente, con medios diversos que están adaptados a las peculiaridades de sus diferentes unidades, y con un carácter general que, independientemente de su especialización, define a quienes forman parte de la misma: ser legionarios; es el resultado de un nivel de adiestramiento y preparación muy exigente al que se suman una serie de tradiciones y moral que conforman su “carácter” específico.

En esas páginas de SOLDIERS-Raids, que conforman uno de los monográficos que solemos publicar con carácter anual, les vamos a dar algunos destalles curiosos y les queremos mostrar la realidad más actual que les caracteriza. Por ello, les hemos visitado en las dos localizaciones en que están ubicadas sus tropas para una aproximación mejor a su realidad. Hemos sido recibidos con un trato exquisito y atendidos en lo que les hemos solicitado, lo cual merece nuestro agradecimiento.

“Zmm, Zmm,…. El zumbido de la radio avisa de la entrada de un mensaje encriptado. Quien lo envía está a media docena de kilómetros de la posición del que lo recibe. Se encuentra ubicado en un vehículo de alta movilidad VAMTAC especialmente modificado como VERT (Vehículo de Exploración y Reconocimiento Terrestre) para realizar cometidos de reconocimiento, con medios ópticos y optrónicos, entre otros añadidos, que le permiten vigilar determinadas zonas y apercibirse de lo que allí acontece. La cámara térmica le ha brindado los primeros indicios sobre el avance de una columna mecanizada de media docena de vehículos, pudiendo distinguir, por su silueta, dos que parecen ser carros de combate del tipo T-62. Su informe sobre la amenaza ha sido breve y detallado, el que han recibido quienes están atentos a lo que acontece en aquel escenario.

Esos datos han derivado en otro mensaje, éste a medios propios de ruedas para que se aproximen al potencial adversario e intenten neutralizarlo en beneficio de la misión en curso. Dos potentes motocicletas Suzuki se adelantan al grupo de blindados que incluye cuatro del tipo 6x6 VEC (Vehículo de Exploración de Caballería) y otros tantos 8x8 VRC (Vehículo de Reconocimiento y Combate) “Centauro”. Cuando los conductores de las primeras, que avanzan con notable discreción respecto de quienes acompañan, divisan la amenaza se repliegan y avisan de por donde avanza. Los VEC toman posiciones en un flanco, mientras que los VRC se sitúan un poco más retrasados. Cuando el adversario queda al alcance de sus armas abren fuego de forma coordinada y precisa, descargando ráfagas controladas de proyectiles de 25 milímetros sobre los blancos con menor blindaje y varias salvas de proyectiles tipo “flecha” de 105mm sobre los carros enemigos.

Varios impactos certeros, explosiones y humo son la mejor referencia de que la acción ha tenido el éxito pretendido, pues sólo dos de los objetivos han salido indemnes y se retiran con celeridad hacia las líneas propias. Los medios que han participado en la acción ofensiva deciden no explotar su éxito y permanecer a la espera de nuevas instrucciones. 

“Te vamos a enseñar una construcción que identifica especialmente bien una de nuestras capacidades”, me comenta un oficial al que acompaño. Con un todo terreno ligero tipo “Aníbal” llegamos hasta una zona del Campo de Maniobras de “Álvarez de Sotomayor” y nos dirigimos hacia una cota elevada. Allí, nos detenemos justo al lado de lo que es una “Base Avanzada” o COP (Combat Outpost). Se construyó, a finales de 2012, como tema principal de un ejercicio tipo “Alfa” en el que participaron, durante cinco días intensos, ciento ocho legionarios zapadores y veinte vehículos.

Lo que hicieron, en una explanada de 8.000 metros cuadrados previamente acondicionada –para ello, movieron 40.000 m3 de tierra-, fue preparar una protección perimetral para la que emplearon gaviones modulares en configuración doble/simple. También construyeron un control de accesos, tres asentamientos de vehículos, dos asentamientos de morteros, un refugio enterrado de entidad Sección, dos puestos de observación elevados y cuatros puestos de observación y tiro perimetrales. Todo el conjunto, que de especial manera se suele usar en la instrucción de adiestramiento de aquellos que se preparan para operaciones en el exterior como la que se ha venido desarrollando en territorio afgano -tiene la misma validez para escenarios futuros-, es obra del esfuerzo y de la suma de las capacidades de la Bandera de Zapadores II de La Legión, la BZAPLEG. A ella, le vamos a dedicar estas páginas.

Legionario es un término que identifica a una serie de militares marcados por un carácter especial y aglutinados por un espíritu de Cuerpo que les hace vivir y sentir de una forma distinta a la de otros del Ejército español. La tropa, así como los oficiales y suboficiales, que ocupan destino en las diferentes unidades de la BRILEG trabaja en el seno de una estructura que les exige que rindan al 100% en todas las actividades que hagan, desde entrenarse a limpiar un vehículo después de unas maniobras. Es un esfuerzo que define a una tipología de combatientes: hombres y mujeres aguerridos, con muchas ganas de superarse, con una buena forma física y notable cualificación técnica, formando parte de una “familia” en la que hay unos lazos y vínculos muy densos que les unen,…

Quienes escogen este tipo de vida son en una proporción importante, que ronda el 50%, jóvenes procedentes de las diferentes provincias andaluzas. No les mueve a ser legionarios el salario, pues los novecientos euros que cobran muchos de ellos no son un atractivo especial. Sí les animan a tomar esa decisión otros factores que tienen que ver más con las tradiciones, la moral, la forma de proceder, una actividad distinta o, entre otros, una exigencia alta en el desempeño de los distintos cometidos y que es bastante demandante desde el punto de vista físico, sobre todo cuando se llevan muchos años de servicio y la edad tiene cierto “peso” en determinadas actividades. Pese a lo exigente de su tarea, el nivel de retención es muy elevado y, salvando ascensos, la gente no suele marcharse. Estos últimos años, por la crisis, las incorporaciones han sido mínimas, aunque ya hay previsiones de que comience a llegar nuevo personal en los próximos meses.

“Varios camiones todo terreno Uro avanzan a gran velocidad por una pista. El polvo que levantan es visible desde la lejanía, pero no detienen su avance. Su movimiento es observado, desde una cota localizada a unos tres kilómetros, por los componentes de un pequeño equipo de especialistas que han llegado hasta allí usando un blindado de ruedas BMR-600M1. Son observadores avanzados que están atentos a los movimientos del adversario y se encargan de trabajar para conseguir mayor precisión en las acciones de fuego.

Enfrascados están en su trabajo cuando la columna alcanza un punto prefijado con antelación. En un movimiento perfectamente coordinado, cada uno de los camiones se sitúa en un punto distinto. De ellos descienden varios legionarios que desenganchan las piezas que remolcan y las muevan para, en una rápida maniobra, situarlas en posición de abrir fuego. Mientras los apuntadores regulan los goniómetros otro personal recoge unas cajas con proyectiles y otras con cargas propulsoras y comienza a preparar las espoletas. Si ese trabajo es exigente en lo que a conocimiento del material se refiere, más técnico es el que otros desempeñan en lo que son los camiones habilitados como Puesto de Mando para poder realizar actividades centralizadas de coordinación de fuegos. La orden de iniciar los disparos llega, a través de terminales inteligentes, a cada una de las piezas, junto con el lugar objetivo que se pretende batir. Uno tras otro, seis proyectiles salen de cada una de las seis bocas de fuego, para en un breve plazo alcanzar la zona de caída localizada a unos diez kilómetros. Justo cuando se producen las explosiones, que son vigiladas por los observadores para tener una percepción más clara de la precisión obtenida, se recibe la orden de iniciar la marcha para variar el asentamiento y evitar una supuesta acción de contrabatería.

El personal, con rapidez y precisión, sitúa las piezas en orden de marcha, las fija al remolque y se ubica en los camiones.

Dentro de unos pocos años, exactamente en 2020, La Legión del Ejército español conmemorará su primer centenario, una historia llena de gestas gloriosas, de esfuerzos individuales y colectivos, y de una demostrada capacidad para llevar a cabo todos aquellos cometidos que a lo largo del siglo pasado se les han ido asignando.

Por las particularidades de estas páginas, referenciadas en la BRILEG, nos centraremos en darles algunos detalles de las que han acontecido desde la activación de esta Brigada ahora hace casi dos décadas. Es un periodo caracterizado por lo que han sido las misiones internacionales que han llevado a los legionarios a diferentes puntos del globo para participar, sobre todo, en cometidos de pacificación e interposición entre diferentes colectivos enfrentados. No debemos olvidar su inclusión en despliegues que han tenido un carácter más bélico, como el que se ha venido desarrollando en los últimos años en Afganistán, terreno en el que grupos de insurgentes y de talibanes han venido hostigando a las tropas internacionales que allí se encontraban, una tipología de acciones que se ha materializado en enfrentamientos especialmente intensos y también en el hecho de que algunos españoles hayan sido alcanzados por impactos de proyectiles o por los efectos de deflagraciones próximas.

Afganistán ha sido un escenario bélico intenso. Allí, han desplegado numerosos núcleos de militares del ET y en algunos casos contingentes de la BRILEG. Entre los que formaban parte de estos últimos se encontraban legionarios adiestrados y preparados para extraer todas las capacidades de las armas de precisión que manejan, un potencial que hoy en día es especialmente útil en entornos asimétricos y ha demostrado tener una gran rentabilidad desde el punto de vista del coste-eficacia.

Es por sus muchas cualidades positivas que se ha venido actuando para potenciar esta capacidad concreta en el seno de las diferentes Banderas de La Legión. En el caso que nos ocupa, les hablaremos de una experiencia concreta que se está traduciendo en una mejora sustancial de capacidades y potencialidades. Nos la explicaron cuando visitamos la VIII Bandera del Tercio “Don Juan de Austria” 3º de La Legión y nos ha parecido tan reveladora que hemos decidido incluirla en estas páginas.

Lo que ellos han hecho ha sido avanzar desde una estructura anterior a una que en muchos aspectos se muestra más eficiente. Antes, los especialistas, o “sniper” como se les conoce en ámbitos anglosajones, estaban concentrados en binomios encuadrados en la Sección de Reconocimiento (SERECO) de la Compañía de Mando y Apoyo de la Bandera. En su caso lo que han hecho ha sido recoger esa experiencia anterior y concentrarla para extraer del grupo aún un mayor rendimiento, decisión especialmente acertada si se tiene en cuenta que está reforzada por distintas vivencias de empleo real en operaciones recientes.

Un sargento coordina lo que es el Pelotón de Tiradores de Precisión. En su seno hay tres equipos o ETP’s (Equipo de Tiradores de Precisión) que comprenden un Jefe -usualmente un cabo mayor/cabo 1º- coordinando la actuación del conjunto, un observador que manejará equipos ópticos para ayudar a controlar el tiro, un legionario usando un fusil de asalto Heckler & Koch (HK) G36E del 5,56x45mm mejorado para lograr disparos más certeros, un especialista con un rifle medio Accuracy AW del 7,62x51mm especializado en batir sobre todo blancos humanos en un rango de hasta ochocientos metros y un tirador adiestrado en sacar el máximo potencial de los rifles antimaterial Barrett M-95SP del 12,70x99mm.

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