Que los recortes económicos han afectado, de forma negativa, a la operatividad de los ejércitos españoles es de todos conocido, pues ahora hay menos recursos dedicados a las áreas de adquisición de materiales, de mantenimiento o de empleo.
Esa realidad, que ha incidido en las unidades en los últimos años, ha propiciado actuaciones como la de introducir, a gran escala, diferentes sistemas de simulación, lo que es un paso adelante a la hora de tener una mejor preparación y de conseguirla con una mayor rentabilidad y eficiencia en lo que a gasto se refiere.
Se ha producido un punto de inflexión en los últimos meses, y de ello es buen ejemplo el reportaje con el que encabezamos las primeras páginas de esta revista o el ejercicio que pocas semanas después protagonizaría la Brigada Mecanizada XI al completo -en el mismo hasta participó un contingente del Cuerpo de Marines estadounidense acuartelado en Morón-, en lo que son los grandes ejercicios de las unidades, una realidad que hace unos años formaba parte de las programaciones en sus planes de adiestramiento anuales.
Siguiendo ese cambio de tendencia coyuntural -seguro que algo ha tenido que ver la disponibilidad presupuestaria al acabarse el ejercicio de 2014- sería bueno incidir en que las unidades, independientemente de su carácter, amplíen lo que son sus ejercicios “Alfa”, “Beta” y “Gamma”. En ello se está, y ejemplo sería el que poco después de que la Brigada de la Legión pasase dos semanas en Zaragoza una de sus banderas fuese enviada otras dos más a Chinchilla para incidir en una mejor preparación de sus componentes.
Es así, trabajando, insistiendo en el adiestramiento, disponiendo de créditos para combustible, teniendo municiones que consumir,…, como se consigue mejorar la operatividad, el ratio de eficacia que permitirá a los ejércitos asumir aquellas misiones que se les puedan recabar en beneficio de España y de los españoles.
Desde estas páginas queremos hacernos eco de esta noticia positiva, como haremos siempre que se produzcan, y de todas aquellas que impulsen las capacidades de la Defensa. Es hora, porque en el horizonte se atisban tiempos difíciles de preparar e impulsar capacidades militares. Estar siempre dispuestos es el sentido de los ejércitos y el nuestro, de los españoles, el brindarles aquellos recursos para que realicen su misión de la mejor forma.
… NO SE SI ACABABA… Incluyen un total de doce cañones Oerlikon GDF-007 y seis direcciones de tiro (DT) Contraves “Skyguard”, por lo cual cada una de las últimas suele desplegarse junto a dos de las anteriores. Interesante es apuntar que ellos son los que lideran, bajo la dirección del Mando de Artillería Antiaérea (MAAA), la participación del ET en el complejo ejercicio anual “Nube Gris” en donde se ponen a prueba diferentes capacidades para operar en un ambiente de Guerra Electrónica especialmente complejo y exigente.
La combinación GDF-007/”Skyguard” da lugar a un sistema de armas antiaéreo especialmente móvil y con capacidad de detección, seguimiento y tiro contra elementos aéreos a baja y muy baja cota. Se trata de un conjunto todo tiempo y con capacidad para trabajar en ambientes de Guerra Electrónica.
Sus piezas, que han ido siendo modernizadas en las últimas décadas desde la versión inicial 001 a la actual 007, destacan hoy por ser capaces de disparar municiones con proyectil rompedor incendiario y espoleta de culote, proyectil rompedor incendiario con espoleta de ojiva, trazador de ejercicio, trazador y las AHEAD hasta una distancia óptima de 4 kilómetros. Las del último tipo, de lo más moderno que hay ahora en el espectro antiaéreo artillero internacional, se caracterizan por tener una espoleta novedosa que recibe información exacta del punto de detonación de unas bovinas de medición de la velocidad inicial y de programación situadas en el extremo del cañón, haciendo con ello que estallen en el punto buscado y que su carga de ciento cincuenta y dos pequeños proyectiles de tungsteno alcance el objetivo, en especial aquellos de tamaño más pequeño o moviéndose especialmente rápido.
“A mi mente llegan los acordes de una conocida canción de Wagner, el Baile de las Valquirias que popularizase, en el entorno de las películas militares, la conocida “Apocalipse Now”. De pronto, el cambio de régimen de las turbinas y un viraje algo más brusco de lo esperado me devuelve a la realidad en la que me encuentro. Vuelo con mis cámaras fotográficas en un helicóptero de transporte pesado CH-47C “Chinook” de las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (FAMET) español. Acompaño a una treintena de militares que realizan el tránsito fuertemente armados con fusiles de asalto, ametralladoras ligeras y medias, y hasta rifles de precisión de diferentes modelos. Mientras la aeronave sigue moviéndose en un giro intenso que hace que nos ladeemos un poco sobre la superficie del río Ebro en las proximidades de Zaragoza, miro sus semblantes. Unos tienen los ojos cerrados, como si descansasen. Otros, están de lo más relajados e incluso hay alguno que habla con sus compañeros. Nuestro vuelo sigue durante veinte minutos más, periodo en el que observo que los dos “artilleros” que tengo especialmente próximos no paran de otear el horizonte para avisar a los pilotos de cualquier incidente. Lo hacen a la vez que mueven sus ametralladoras medias M60, del calibre 7,62x51mm y situadas en dos afustes en los costados de la zona delantera de la aeronave, hacia posibles objetivos, buscando alguna amenaza que fuese pertinente batir.
En nuestro tránsito, programado de unos cuarenta minutos, acompañamos a otros aparatos de las FAMET, tanto del mismo modelo como del tipo AS-332/532 “Super Puma”/”Cougar” que tienen algo menos capacidad pero que se mueven por delante nuestro a muy baja cota también. A la hora prevista la formación cambia el rumbo y se dirige hacia unas instalaciones en el Centro Nacional de Adiestramiento (CENAD) de “San Gregorio”. Se trata de un espacio construido sólo hace unos pocos años en la zona de “Casas Altas del Castellar” y habilitado con varias decenas de edificaciones para programar allí ejercicios de distinto tipo. Aquellos a los que acompaño, van a realizar una acción tipo NEO (Non Combatant Evacuation Operation) en la que intentarán localizar, en un territorio hostil, a un grupo de civiles que hay que extraer de un entorno en el que se supone están especialmente amenazados, transportándolos sanos y salvo hasta las líneas propias.
Escarpadas cumbres, frío intenso y situaciones extremas, derivada de ventiscas o de fuertes lluvias, suelen definir distintos puntos de los Alpes. En invierno suele tener allí lugar el ejercicio “Cerces” que involucra a varios miles de efectivos de l’Armée de Terre francesa. Una gran parte de esos militares forman parte de diferentes unidades encuadradas en torno a la 27 Brigada de Infantería de Montaña (BIM) y por lo que define su entorno más habitual de trabajo son tropas de élite.
La especificidad del entorno invernal en el que se desarrolla ese supuesto, o el propio del estival, marcan una serie de dificultades que no todos los militares son capaces de superar. Se requiere de una combinación de habilidades técnicas, las propias que permiten superar tanto lo que son los condicionantes del terreno, como de una capacitación física y mental que haga que personas normales sean capaces de vivir situaciones fuera de lo que es habitual, superando dificultades, enfrentándose a adversidades y, lo que es más importante, aprovechando el contexto para combatir con un nivel de eficacia más alto que el del oponente.
Las páginas de SOLDIERS-Raids han acogido en un periodo que se dilata ya a casi las últimas dos décadas artículos de primera mano relacionados con un evento internacional de carácter policial. Se trata de lo que algunos conocen como “semana táctica” y, con carácter anual, se desarrolla en las instalaciones de tiro y formación que el Departamento del Sheriff del Condado de Orange (OCSO, Orange County Sheriff Office) tiene en un entorno algo alejado del área metropolitana de la ciudad de Orlando, en Florida.
Allí, tuvo lugar, entre los días 8 y 14 del pasado noviembre, la edición de 2014 del “SWAT Round Up”. Se trata de una competición que se complementa con otras aportaciones que la hacen especialmente atractiva tanto para los equipos de asalto policial estadounidenses -los, de forma genérica, conocidos como SWAT’s (Special Weapons And Tactics)- como para los de otras naciones que, como amigas, son invitados a participar.
Lo que se ofrece a los que hasta allí viajan, después de haber cumplimentado un dilatado proceso administrativo que es algo más complejo para los extranjeros -por el tema del tránsito hasta el lugar con armas de fuego de carácter “especial”-, son una serie de posibilidades formativas, de contacto entre los que asumen una especialización similar, de conocimiento de nuevas técnicas, de aproximación a sistemas y armas o, entre otros más, de valorar preparaciones individuales o de equipo en lo que son las diferentes pruebas competitivas programadas.
Algaradas de manifestantes magrebíes y africanos en los suburbios próximos a Paris. Ataques en los que tropas multinacionales responden a la agresión de grupos de insurgentes y de terroristas. Actuaciones en las que grupos de asalto policial se enfrentan a enajenados o a sujetos especialmente violentos… Estas, y otras más, son intervenciones clásicas en las que se ha prodigado un sistema de armas novedoso, interesante, económico, operativo y, lo que es más relevante, funcional.
Nos referimos a los lanzagranadas de uso personal de los cuales los más empleados son los monotiro y en configuración de 40 milímetros de calibre. Suelen acoplarse a diferentes modelos de fusiles de asalto o son usados de forma independiente recurriendo a una culata propia y a elementos de puntería manuales u ópticos. También hay algunos en calibres inferiores, como los de 37mm, y otros en los que se recurre a una alimentación por tambor que permite concatenar varios disparos consecutivos en un plazo de tiempo muy corto. Incluso, últimamente, han surgido configuraciones de uso personal que recurren a sistemas de alimentación semiautomática, para genera una mayor potencia de fuego; los hay en configuración automática, más pesados y que requieren de soportes y trípodes para usarlos, distinción que nos llevará a hablar de ellos en un artículo que incluiremos el próximo mes.
“La vida te da sorpresas….”, decía una conocida canción popularizada hace unos años. Yo la tuve, e inesperada, hace unos meses cuando me decidí a visitar el emplazamiento que les quiero referenciar en las páginas siguientes. Viajaba a California y tenía en mente aprovechar algunas jornadas para dar respuesta lúdica a mi afición aeronáutica. Analicé las diversas opciones que hay en la zona próxima a Los Angeles, ciudad donde tenía unas reuniones de trabajo que me llevaban hasta ese lugar, y me decanté por una propuesta de la que hasta entonces no había oído hablar.
Tras un primer análisis de lo que ofertaban, para lo que me fue de especial ayuda la amplia información que queda accesible a través de su página web -www.marchfield.org-, hice una rápida prospección por la “red de redes” para ver que opinaban distintos foreros, lo que desde un inicio ya me transmitió sensaciones positivas.
Más directas fueron las que pude vivir cuando visité el Museo que se encuentra en la Base Aérea de March, una instalación asignada a la Reserva Aérea (AR, (Air Reserve) situada en la zona de Riverside, a una hora en vehículo -si el tráfico acompaña, porque allí hay veces que…- de la zona más céntrica de Los Angeles. No es difícil llegar alcanzando la vía rápida I-215 y optando por la salida de Van Buren. Muy cerca de este lugar está el emplazamiento concreto que les vamos a presentar y del que se encarga, como Presidente del Comité Ejecutivo que asume la labor de control y gestión, Jamil Dada.
El “March Field Air Museum” (MFAM), como se le conoce, es amplio y muy bien organizado, lo que facilita el recorrido y en nuestro caso la toma de imágenes, algunas de las cuales les hemos incluido en nuestro reportaje.